viernes, 7 de mayo de 2010

Propone especialista mexicano un diseño más "cool" para las gráficas del NASDAQ


Una serie de turbulentas reacciones a nivel global se ha desatado a raíz de la caída del índice NASDAQ "hasta los suelos" en la Bolsa de Valores de Wall Street (NYC) a partir del día de ayer en la mañana, según "los periodistas" y "los noticieros" de todo "el mundo". Los efectos colaterales en nuestro país han sido brutales: el puesto de los jugos de Don Andrés ya cerró, y se espera que a lo largo de el día cierren también la tortillería "Esperanza", los abarrotes "Miqui maus", e incluso la famosa pulquería "La india de Tlalpujahuilla". Pero quizás, esto no es lo peor. Al parecer, semejante catástrofe no fue debida en absoluto a cuestiones de carambolas económicas o de efectos secundarios financieros, sino meramente estéticas, de simple diseño gráfico y de falta de apreciación artística. Así es: el grave descenso de NASDAQ al parecer fue provocado por el trazo erróneo de las graficas por parte de sus dibujantes, las cuales, al parecer, deberían de ir "más derechitas, sin tantas curvas, ni picos y ni ondulaciones", todo esto según un comunicado de la Aesthetics & Economichal Breakdown Fundation, en la ciudad de Boston.

"Esos del NASDAQ tienen un mal gusto que da miedo, un pésimo sentido de la espacialidad y de las formas en movimiento. Mira, por ejemplo, ¿ves estas lineas? Deberían de estar en una pendiente hacia arriba, ¿entiendes? ¡Así parecen los barrancos deslavados de Cuajimalpa!" - de esta manera intentó explicar el origen de la debacle financiera Juan Varavara Plumasdequetzal, Dr. en Finanzas Aplicadas (Metodología Chespirito) por la Universidad Interamericana de Harvardo (Edo. de Hidalgo), principal vocero en México de la fundación bostoniana que ya hemos mencionado. Lo que sucedió el día de ayer en la bolsa de valores gringa, conocida en tierras franco parlantes como "le NASDAQ" y en tierras germano parlantes como "Das NASDAQ", fue causado principalmente, en palabras del Dr. Varavara, "por falta de consultoría de un buen maestro de feng shui". Plumasdequetzal prosiguió en su interesante discurso: "Es fácil, ¿ok? Ahorita, lo que es ahorita, ahorita, la natsdac se ve como carretera de la sierra, ¿no? En momentos de alto crecimiento económico, debería de verse más bien como la subida al Tepozteco... ¿sí has ido al Tepozteco, no? ¡Qué chinga subir, verdá! Así como está ahorita la gráfica, toda para abajo, se ve 're fea, bien chafona. Por eso yo sugiero que apliquen el 'borrón y cuenta nueva', que no sean malhechotes, y que la vuelvan a dibujar desde el principio... ¡qué les cuesta, chingao! ¡Es su trabajo, y todavía así les da hueva y lo hacen todo al aventón! ¡No deberían ni de pagarles a esos diseñadores, caray!".

Según una serie de esquemas en Power Point que nos presentó la secretaria del doctor en bikini al interior de su oficina, la NASDAQ el día de ayer a las 2:30 pm registró el fenómeno que él orgullosamente ha bautizado como "el síndrome del Barranco de Tamauraiceitie". "Sí, miren. O sea, es cuando se ve así, toda torcida, como arrugada, en picada, bien tristona. Si le borran los extremos, y trazan una línea de continuo, y encima le ponen como unos despuntes de varios colores... uno por aquí, otro por acá... eso... ¿a poco no se ve mejor? ¿Verdá que sí? ¡Ah, pero si serán...! No es que esté mal dibujar curvas y picos, los barrancos son bonitos y todo, pero hay que hacerlos bien, con idea de lo que se está diseñando, sobre todo si van dirigidos hacia ámbitos tan importantes y en donde se maneja tanto dinero como en la bolsa de Nueva York". Como el Dr. no se callaba la boca, decidimos ponerle un somnífero en su bebida, y cuando por fin cayó dormido sobre su escritorio, huimos del lugar de inmediato junto con su guapa secretaria, la cual, una vez instalados en mi depto. de Palmas, se preparó unos cockteles que... ¡qué bárbaro! Destapamos tres botellas de champaña, invitó a unas amigas, y se puso todo muy contento, muy sabroso, como en video de reggaetón. Todavía me duele la entrepierna de anoche... pero valió la pena.

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