Este grupo de especialistas, compuesto por literatos, historiadores y filólogos de la Universidad de Navarra, han logrado sacar a la luz una serie de poemas, rimas y estribillos escritos por un tal 'Mundano Uranus, Conde de Ninel', seudónimo con el que este enigmático y desconocido personaje firmaba todas sus obras; y no sólo eso, sino que además el admirable equipo de eruditos ha realizado el titánico esfuerzo de recopilar todas sus obras en un sólo volumen, listo ya para su publicación, noble y de$intere$ada labor por la cual deberíamos de estarles eternamente agradecido$$$. A decir de la mayoria de ellos, la razón principal de nuestra ignorancia respecto de esta importantísima figura de talla mundial, la adjudican a que Uranus fue sujeto de un terrorismo historiográfico terrible y constante por parte de las élites intelectuales españolas ,las cuales lograron mantenerlo en la sombra por siglos, durante varias generaciones, entre otras cosas, por considerarlo un imitador descarado del célebre escritor satírico de la España del siglo XVII, Panchito de Quépedo, y por catalogar al conjunto de su obra como 'vulgar', 'soez' , 'escatológica' y 'falta de sensibilidad artística'. Desde luego, nosotros pensamos todo lo contrario que estos obtusos sensores cortos de entendimiento y chatos de juicio, bola de cochinos homosexuales sin talento, judíos, priístas, leprosos, etc., por lo que publicamos aquí tres de los mejores y más representativos trabajos de Mundano Uranus, en exclusiva para Revista Bonito Viernes. Decidimos añadir, además, una serie de notas a pie aclaratorias, con afanes explicativos sobre nociones demasiado culteranistas y poco comprensibles para los lectores de nuestro siglo por el contexto y la época en las que fueron escritas.
El primero de ellos, lleva por título "De las inenarrables aventuras de Mundano Uranus en una tienda de abarrotes", y es el siguiente:
I
¡Rediéz, que me caga el santo! ¡Los fabulosos pasteles de tu puta madre me hacen delirar![1] Nunca imaginé que semejante ballenato estuviera tan prendado de virtudes. Pues como reza el dicho: “Sin jamones no hay mangueras”[2], y mucho menos teloneras, que son más que las primeras, pero duras de cazar.
Así, sin arreglarte, te pareces a Diego Rivera. Ya cuando te pintas un poquito, como que le das un aire a Beatriz Paredes. ¿Por qué no te haces la lipo? ¿Qué de plano eres muy pobre?[3] Si la costra de caca que traes en la cola no te deja caminar… ¡pues quítatela! Más vale caminar despacio que con mojones que apresuren[4] .
II
Horripilantes bazofias de piernas le quedaron al cojo después de cojear. Y después de coger, se le relajó el pellejo. Las batas de baño más caras que he visto en mi vida,[5] las portaba con un gusto que era digno de verse. Cada día que pasaba se me hacía más difícil separar la realidad de la fantasía, y más aún, de la fanfarronería[6]. ¿Sabes qué? ¡Llégale! Me caen gordos los gordos, y más aún los gordos de nacimiento[7].
III
Ya no hubo paja ni tampoco leña. Justo ahora, mi leño ruega por una paja. ¿Le complaceré? ¡No! ¡No, no y mil veces no! Yo no le vendo mi alma al demonio[8] por unas cuantas monedas, y menos por un bajón de calzón y una puesta de perro[9]. Cría perros y te sacarán los dientes[10], y cría putas y te sacarán los mocos[11]. Allende un bastión de enfermería y un par de zapatitos de concreto[12], hago gárgaras con la sangre de un venado mientras entono una canción norteña que a todos disgusta[13], y si a ti-ti gusta, ¡pus que pinches gustitos!
[1] Tu puta madre en calzones es buenísima para cocinar. Esto se demuestra únicamente dentro del contexto de la cocina, como ya lo señaló H. Hebber en su “Lógica de las putas madres: fenomenología y abstracción desde el propio changarro”, Ed. Muertovivo, Buenos Aires: 1998 (pp. 21-28)
[2] El tema de los jamones y las mangueras está muy bien delimitado en la obra “Tres pinches gordos y las vendedoras de mangos”, Zúmbale Ediciones, México D. F.: 2001.
[3] El estudio de la pobreza extrema más interesante que he encontrado se localiza en “Realidades y misterios del refri vacío de Salinas de Gortari” Colección: Los cuadernos que el mundo tiró, Fondo de Cultura Astronómica, México: 1995.
[4] Frase célebre que le dijo el Cid Campeador a Sancho Panza, cuando lo conoció en una cantina al sur de Cerdeña, muy cerca de Martinica. Se cuenta que ya entrados en copas, Sancho le pidió matrimonio al Cid, llevándose una muy cruel negativa: un patín en los güevos.
[5] Las venden en Sears de Plaza Lindavista.
[6] La presunción en su más pura expresión se puede ver en el cuento “Memorias de un perro viejo”, en Cuentos de hadas para dormir cocodrimpys, de Jaime de Laguada, Esperpento-Lofoforofo Editores, Santiago: 1974.
[7] A los gordos de nacimiento nadie los quiere, a veces ni la puerca que los parió.
[8] Aquí la traducción es mala, ya que debería decir: ¡¡¡Pandemonio!!!
[9] Si nunca haz visto la puesta del sol en una puesta “de a perro”, simplemente no has vivido.
[10] El autor se refiere a los dientes de los perros, no del criador (a menos que tenga dentadura postiza).
[11] Máxima que rige el Sagrado Código de la Iglesia Changoleonista Universal, enunciado por Monseñor Sri Changoleón en su sermón de los viernes.
[12] Los zapatos de concreto fueron muy populares entre los hombres-piedra, raza ya extinta, similares al gigante tristón y su hijito que salieron en “la Historia Sin Fin”.
[13] Símbolo del descontento que produce escuchar una canción del popular grupo norteño “Los Ignorantes del Norte”.
La segunda colección de su deslumbrante prosa, se titula "De los increíbles viajes de Mundano Uranus a lo largo de su casa". Aquí está:
I
¡Zámbullete ésta, jijo de tu puta madre! ¡Ya te caché con los pantalones al aire y los bolcheviques, muy bien gracias[1]! ¡También te caché con la bacha[2] de fuera y los zopilotes con la boca abierta[3]! ¿Qué no ves que tengo frío de tanto volar, y zozobra de andar siempre a tientas? Las puertas de tu casa están muy pinche anchotas[4], y los senos de tu gorda y perra abuela ni me dejan respirar. Cuídate las espaldas, por que los enanos de matotas largas andan por doquier[5], y no me gustaría ver tu cabeza dando vueltas en la freidora de esos güeyes.
II
Hay un viento y una angina de pecho rondando por el agreste firmamento, que ni los reyes de la colonia[6] afanarían con tanto orgullo. ¡Ciempiés, oh, ciempés del fermento[7], escucha mis plegarias zapotecas[8], que aunque no son muchas, son mochas y con eso basta! ¡Ráspale la herida al muerto, y sácate la lotería[9]! ¡Reta a un duelo de esgrima al Conde Lucanor, y quítale las arrugas de un pinche susto[10]! Si tuvieras hijos, ¿cómo les pondrías? ¿Pico, Paco y Lucas? ¿O Quintus, Empédocles y Huitzilopochtli? ¡Piénsale bien, gran varón de la verga palpitante[11]! ¡No vaya a ser que se te rompan los signos, y se te escapen los perros al Infierno!
III
Una duda aún se alberga en mi conciencia, misma que no me deja pegar pestaña ni echar pata[12], mucho menos. Un día vi unas gelatinas en la plaza; las mordí y se me trozó el hocico: eran gelatinas de vidrio pa’ los sillones… ¿Por qué nadie me avisó?
[1] Los bolcheviques, la raza más odiada por los mayas, es claramente exaltada en el poema “Si tan sólo fuera flema”, incluida en la colección “Poemario de los mil retruécanos” de San Juan Colibrí, Editorial Mojamelchango, España, 1956.
[2] Trozo de Cannabis sativa, amiga de los honguitos de mi baño y de Don Peyote Gimelehondo.
[3] Error del autor: los zopilotes no tienen boca, si no pico. Esta imprecisión se debe, casi con toda seguridad, a la pendejez del antes citado.
[4] Esto es por que vive en un departamento muy grande, y la madera se hincha tanto como el ano de un papión sagrado siendo atacado por un ejército de “fisters”.
[5] Aquí se alude a una antiquísima leyenda nórdica acerca de unos enanos con cabellos muy largos que gustaban de comer pollitos rostizados y de darles vueltas con un palito atravesado sobre el fuego, tal y como se siguen rostizando los pollos actualmente en la “maquinita rosti-chickens”, patentada por Helpbert K. Müllerstone en Atlanta; Georgia, el 27 de Septiembre de 1944. Recuerdo que era viernes, y que…
[6] Primos de “los reyes de la colina”, transmitidos por el canal Fox.
[7] El fermento alberga un chingo de ciempiés, tal como lo deja ver el brillante ensayo de Florencio Nucablanda titulado “Insectitos en mi vino”, editado por Tierra Fútil Publicaciones.
[8] Aquí es de interés analizar una posible ascendencia indígena del autor, aunque sea rubio, de ojo azul y barbón de raja.
[9] Antigua costumbre muy arraigada entre la tribu de los gritones de la selva Lacaldosa, quienes usan una indumentaria roja y un gorrito chistoso en sus ceremonias, en las que le dan vueltas a una esfera de metal gigante, contenedora de infinidad de pequeñas esferas de plástico con números pintados en ellas, en representación de un sorteo de la Lotería Nacional, según ellos, la génesis del universo.
[10] El Conde Lucanor tiene más arrugas que un perro sharpei, y tal como esa raza canina, tiene que lavarse y desinfectarse los pliegues escondidos de su corrugada piel diariamente.
[11] Aquí el autor, desde luego se refiere a mí.
[12] Sobre “pegar pestaña” y “echar pata” al mismo tiempo, recomiendo un excelente texto titulado “Los gurúes hindúes y el sexo tántrico sin estado de vigilia”, Solipsismo Editor, Venezuela, 1993.
Finalmente, el último fragmento de su autoría que hemos decidido transcribir, lleva por nombre "De las inefables experiencias de Mundano Uranus en la fila de las tortillas". Deléitense con su insondable profundidad y con su estilo inigualable:
I
Un silogismo nunca fue tan fulgurante como el del maestro “Raya”, “El Woody Allen”, e incluso “El Maestro Limpio”[1]. Sus retruécanos e inconstantes parafernalias disgregaron rotundamente de los ápices en contubernio. ¡Sácatelas, parrianchis, de chinganchis monchis, refritotes de Almodóvar![2] Un sileno pasó veloz como un pedo sureño[3] en bicicleta de carreras, me saludo con su manita derecha y me escupió un gargajo pesadísimo, que al estrellarse contra el concreto sacudió el profundo sueño de Hera[4].
II
Led Zepellin se vio lento al contratar a un zorro para tocar su trombón: la idea ya había sido patentada por Su Ilustrísima y Prostituta Procreadora[5]. Si te toca el niño en la rosca de reyes[6], hazte pendejo y tíralo lejos: no vaya a ser que te descubran y te toque sacar los tamales. Yo una vez me saqué el tamal en un Chippendale y me cayeron doscientos varos: la gente es muy tacaña cuando se trata de carnes asimétricas[7]. Pero pa’ carnes asimétricas, las del rostro de Lynn May[8], que hasta parece hackee porta-incienso pateado por veinte mil caballos pura sangre, o sea, con muslos chingones y destructores.
III
Al bañarme, cae mugre como nieve sobre Los Pirineos en el piso del baño, y las perinolas no cesan de chillar: ya quieren su tetita y su crema cura-nalgas de las cuatro[9]. ¡Pero cual hidalgo que soy, no permitiré que se desangren las peras, y menos las del gimnasio del Ratón Macías, que son las más macicitas, hasta se parecen a mis güevos! Macías un hijo, y yo panzona a vos. Reciprocidad reproductiva: siempre he abogado por ella, y en calzones ajustados te ves fabulosa, con dos grandes perlas de marfil atiborradas de barritos escarlata, ¡qué delirio!
[1] Tres aclamados catedráticos de Lógica que impartieron sus clases en la mítica Facultad de Filosofía y Letras en un territorio autónomo muy remoto de la alta civilización llamado México, al parecer durante un periodo aproximado de 20 años, entre el 2586 y el 2606 d. P. (después de Platón).
[2] Almodóvar, reconocido pedófilo y acosador de abuelitas hispano-mexicano, fue muy odiado por los círculos intelectuales de su tiempo, sobre todo por la Porra Monumental del Club América y el gremio de periodistas de espectáculos de Televisa y TV Azteca.
[3] Los pedos del sur de la unión americana son muy veloces, tal vez debido a cierta especie de leguminosa que crece en esos parajes, la Beanitus Camelonophorea, la cual, por lo general, siempre crece a lado del río del desagüe.
[4] Hera: una diosa. Ahora: ya no.
[5] La neta sí se vieron lentos, los muy pendejos.
[6] Sobre esta bonita tradición, recomiendo el libro: “Agitando el chocho en tiempos de Enero”, de Facundo Rompelhímen, Fraudulento Editores, Málaga, 1983.
[7] Un análisis más profundo de las carnes asimétricas en los miembros viriles de los individuos está representado en la obra: “Llamando al Santo, valiendo verga” de Luis Fonsi y Peralta M. Pon, Siglo Veintiuñas, México D. F, 2005.
[8] Hay una fuerte discusión acerca de si Lynn May es un ser humano o una papaya con peluca y ojos pintados con Esterbrook. La verdad sigue siendo un profundo misterio.
[9] Tal y como se hace notar aquí, hay perinolas muy malcriadas, que les harían bastante bien dos, tres putazos.
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