Por si algunos todavía no lo sabían, se le perdió su pelota de colores a Jacobo. Según lo que nos cuenta él mismo en medio de un incesante llanto, estaba jugando con ella en el patio de su tía Esther, y después de ir al baño a "hacer del uno", regresó y ya no estaba. Su mamá sospecha de los hijos de los vecinos: - "tienen cara de ratas esos güeyes, luego luego se les nota"- dice. Su papá, un poco más moderado, no confía en la buena memoria de su hijo, y está casi seguro que la dejó escondida en algún lado, sin saberlo: - "No hablo a la ligera, a mí también se me perdieron carritos y muñecos de niño, y después lo encontraba por allí escondidos, abajo de los muebles llenos de pelusa y telarañas, ya que se me había olvidado." Pese a esta serie de invectivas de aliento y apoyo por parte de sus tutores, Jacobito sigue inconsolable como nunca, pues en efecto no se trataba de una pelota cualquiera: era la de plástico de colores, que flotaba en las albercas. Desde hace aproximadamente dos semanas los abuelitos de ambas familias comenzaron a movilizarse arduamente en la búsqueda en pos del objeto tan preciado. - "Andamos en chinga loca todos, buscando esa pinche pelota. Ya le dije al escuincle que mejor me lo llevo a comprarle otra al mercado y ya, que deje de estar de maricón chillando todo el día. Pero es culpa de sus papás por no educarlo como los hombres, lo están malcriando muy cabrón. Luego por qué se vuelven jotos, o drogadictos." - se expresó el abuelo Rodolfo, padre de su mamá. El día de hoy se cumplen tres semanas de que no la encuentran: todo el vecindario se encuentra sediento de justicia y totalmente volcado a la espectativa del seguimiento del caso, pues la noticia se ha esparcido como pólvora, generando la más honda indignación entre la gentuza conmocionada por la pérdida insalvable de la que ha sido víctima el infante. Si alguien sabe en dónde está, por favor escríbanos y ayúdenos a ayudar a esta pobre criatura. Es muy importante para todos.
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